Hace un tiempo le pregunté a un periodista si no le daba calor, por no decir vergüenza, que la portada del sitio donde trabajaba estuviera empapelada con un millón de notas sobre cualquier cosa que haya dicho o hecho Milei, ilustradas con su foto y con frases textuales irrelevantes, sin ninguna vuelta de rosca. Me respondió atajado: “¿Y de qué vamos a escribir?”, como si el mundo (el suyo, no el mío) se redujera a una sola arista y a la más aburrida del panorama político.
Y así fue como, a fuerza de redundancia y empalagamiento, arruinaron algo que me gustaba tanto como abrir el diario o ver el noticiero. Milei en sí mismo, como persona, es un fenómeno que está sobre-debatido y analizado, que produce un volumen de contenido inabarcable y que, a esta altura del asunto, genera previsibilidad en sus intenciones y acciones, por lo cual me torra por completo.
Pasó como con en Lost, cuando ya se entendió que “la lógica es no tener lógica” y, si bien no sabíamos exactamente la trama, preveíamos que seguramente el capítulo terminaría re loco y de forma inexplicable, y la seguíamos porque ya estábamos en el baile. No teníamos que esperar mucho más de esa serie porque “cualquier cosa puede pasar porque es la técnica que ya sabemos de los guionistas”. Identificar la estructura detrás de cualquier narrativa arruina las cosas por completo.
El faire le clown de Milei se convierte en una anécdota del día a día y un recurso tan agotado que no hay siquiera disrupción, solo esperar a que suba la apuesta. Y claro que la sube constantemente, aunque repitiendo la misma arquitectura, lo suficientemente estable como para imaginarnos de antemano los titulares y -para peor- los tuits de cada fulano. Fascinarse ahora con su discurso tiene el mismo encanto que hacerse fan hoy, 2024, de Peter Capusotto o de Caro Pardíaco, que tendrán lo suyo pero son rápidamente agotables porque ya están hace años, hay un límite en la gracia y en cuántas veces podés sorprenderte exactamente de lo mismo.
Sospecho que simplemente escriben sobre él, entonces, porque es fácil, rápido y el algoritmo funciona, como las noticias de Messi y Antonella. Mil notas de opinión, quinientas de análisis y ni una de investigación.
El refugio de este bombardeo está en la sección “sociedad”, un área protegida con notas que impactan en nuestra vida diaria o simplemente amplían nuestra visión de lo que pasa en este tiempo histórico que compartimos. Existe allí un universo que nos desconoce por completo, por suerte.
Hace unos años, por ejemplo, empecé a seguir la historia de Gladys, la orca que vive en el estrecho de Gibraltar y ataca a los veleros que se le cruzan en su camino, ayudada por una pandilla de cetáceos que ella misma entrenó y lidera.
La noticia empezó a cobrar notoriedad por obvias razones (andá a buscarla al ángulo, sección política) en 2020, y el argumento es más o menos el siguiente: una orca, identificada como “Gladys”, fue atropellada por un velero en su juventud —al menos eso es lo que se investigó— y de adulta decidió cobrar venganza. Cuando ve una embarcación pequeña, se les acerca y las golpea hasta romperlas. Luego, sigue su camino: como al resto de su especie, no le interesa hacerle daño a las personas, aunque les dan un tremendo susto.
Los científicos enloquecieron con este comportamiento nuevo y algunos se juntaron en una agrupación llamada “Orca ibérica” para investigarlo. Sobre todo, porque no se trata solo de una, sino de varios ejemplares que la ayudan en su cometido, al punto que el gobierno de España tuvo que hacer una especie de censo de orcas y monitorear a las “conflictivas”.
👉 https://www.20minutos.es/gonzoo/noticia/5133550/0/los-mejores-memes-de-gladis-la-orca-que-esta-ensenando-a-otras-a-atacar-yates-dios-aprieta-pero-no-a-orca/
Se sabe que dialogan entre ellas, que mantienen su manada toda la vida y que pueden aprender muchas cosas, tres aspectos para nada menores que superan a la mayoría de la gente que conozco. Hace varios años se difundió que otro grupo, en la Antártida, inventó una manera de cazar focas: nadan todas juntas muy rápido debajo de los bloques de hielo, formando olas y tirando al agua a las presas. Tremendas.
👉 https://hipertextual.com/2023/06/orca-puso-de-moda-salmones-como-sombrero
Volviendo a Gladys, su actitud se viralizó y ahora es una reina de las redes, y motivos le sobran. Cuando pensamos que se había calmado, vuelve a la carga, persiguiendo un velerito y atacándolo, haciendo feliz al pueblo y convirtiendo en un embole todo lo que haga cualquier funcionario. Esta semana hizo de las suyas, otra vez.
Para sorpresa de los escépticos, los biólogos marinos le dieron la derecha a la teoría del “trauma” y son bastante optimistas respecto a que la orca efectivamente haya tenido un accidente en el pasado (no es infrecuente que un barco choque a una ballena y la lastime) y les haya tomado bronca, o al menos aprendido que son un peligro. Tampoco es infundado que el resto de la población de su entorno, alrededor de quince ejemplares, aprendan de su conducta y la imiten.
El año pasado le pregunté a un especialista y coincidió. Era un flaco del Conicet, así que su opinión está homologada por el imaginario colectivo. El resultado es, por lejos, mi novela favorita con la mejor protagonista.
🐳 Adiós 🐳
⛵ Pd: algunas señales del fin de la cultura:
Rosario: manejaba borracho y se quedó dormido en el semáforo
Vivo: saltó la reja de una casa, agarró una escalera, la usó para escapar y se la robó
Entró a robar y perdió la ropa al quedar enganchada en las rejas de entrada
El zoológico de Taizhou bajo la mira por teñir a perros para hacerlos pasar por “pandas”